HIMERA vs. Motorola: cómo nacieron los walkie-talkies ucranianos y por qué interesan a los países de la OTAN

Desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, las comunicaciones seguras y fiables se convirtieron rápidamente en un problema crítico para las fuerzas armadas de Ucrania. Las radios portátiles más utilizadas en el frente eran modelos civiles —especialmente los Motorola— que nunca habían sido diseñados para operaciones militares. En el otro extremo del espectro, las radios de combate avanzadas como las de L3Harris eran escasas y prohibitivamente caras, llegando a Ucrania principalmente a través de paquetes de ayuda internacional.

En medio de estos desafíos, una startup ucraniana llamada HIMERA decidió diseñar su propia radio táctica. Su objetivo era combinar funciones de nivel militar con capacidad de producción en masa y un precio que los soldados pudieran pagar. Al confiar en componentes disponibles en el mercado junto con innovaciones propias, el equipo logró crear un dispositivo totalmente nuevo. El resultado no solo satisfizo las necesidades de las fuerzas ucranianas, sino que también atrajo la atención de empresas de defensa extranjeras e incluso del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de EE.UU.

La idea de lanzar una startup surgió directamente de la necesidad urgente del ejército de contar con comunicaciones seguras. Debido a la grave escasez de radios, tanto voluntarios como militares comenzaron a comprar todo lo que encontraban en el mercado civil: desde los Baofeng baratos hasta los modelos más conocidos de Motorola y Hytera.

Sin embargo, todos estos dispositivos compartían dos grandes defectos. Primero, nunca fueron diseñados para condiciones de combate, lo que los hacía más vulnerables a la interferencia y a la interceptación. Segundo, aunque muchos admitían cifrado, el robusto estándar AES-256 requería una licencia adicional, lo que aumentaba los costos. El AES-256 es considerado el estándar de oro del cifrado —prácticamente imposible de romper—, pero no estaba disponible fácilmente sin inversión extra.

Al reconocer esta carencia, Oleksiy Oliynyk, que se incorporó al sector de defensa espacial en 2022, propuso crear un nuevo tipo de radio bajo el nombre HIMERA. Para llevar el proyecto a la vida real, invitó a Misha Rudominsky, quien había trabajado previamente en Promin Aerospace, una startup espacial centrada en desarrollar cohetes de bajo costo para que pequeños centros de investigación pudieran acceder a lanzamientos satelitales.

Uno de los mayores obstáculos al principio fue la falta total de experiencia en la construcción de hardware de grado militar.

El grupo estaba formado por solo cinco o seis especialistas, todos los cuales habían pasado sus carreras en proyectos civiles de comunicaciones y electrónica. Para compensar esta carencia, comenzaron recogiendo comentarios directamente de soldados, intentando comprender qué características eran realmente críticas en condiciones de combate reales.

“Reducimos todo a lo básico, preguntamos a todos los contactos militares que teníamos y nos centramos en crear no solo un dispositivo, sino un sistema adaptado a las realidades del frente”, recuerda Rudominsky.

Durante los primeros meses, el desarrollo se llevó a cabo en su tiempo libre, impulsado por el entusiasmo. Utilizaron componentes disponibles en el mercado combinados con software propio, lo que mantuvo bajos los costos y les dio flexibilidad.

“Cada persona aportó el tiempo, el dinero o el esfuerzo que podía”, dice Rudominsky. Pero la inexperiencia se notaba: errores de diseño, malentendidos con las tropas y una retroalimentación limitada ralentizaron el progreso.

Finalmente, en abril de 2023, la empresa presentó su primer producto: el walkie-talkie HIMERA G1.

El G1 se introdujo como una radio especializada con un precio de unos 4.000 UAH (aprox. 110 USD o 105 EUR), pensada principalmente para unidades pequeñas como equipos de reconocimiento, operadores de drones o grupos de nivel sección.

Según los soldados que lo probaron, la potencia de transmisión relativamente débil limitaba el alcance efectivo a unos 200 metros; más allá de eso, la calidad de la conexión caía significativamente. Sin embargo, esta limitación también tenía una ventaja: el bajo consumo permitía que la batería durara hasta cuatro días sin recarga.

Lo más importante es que el G1 incorporaba características típicas de radios militares reales. Soportaba el modo PPRF, que permitía un salto rápido de frecuencias. Combinado con su modesta potencia, esto hacía más difícil que las fuerzas enemigas detectaran, bloquearan o interfirieran con la señal mediante guerra electrónica.

La radio también estaba equipada con cifrado AES-256. Esto significaba que, incluso si las fuerzas rusas lograban interceptar las transmisiones, los datos serían inútiles. Además, la configuración era sencilla: el G1 podía ajustarse directamente desde un smartphone.

Las primeras ventas a soldados y grupos de voluntarios dieron a HIMERA el impulso que necesitaba para seguir creciendo. “Paso a paso pasamos al trabajo a tiempo completo y comenzamos a expandirnos. Cuando quedó claro que la empresa tenía tracción real, llegaron los inversores”, recuerda el cofundador Mykhailo Rudominsky.

En el verano de 2023, el equipo introdujo una gran mejora: el G1 adquirió capacidad de red MESH. Esta función permitía que cada unidad actuara como repetidor, enlazando varias radios en una red en forma de telaraña.

Por ejemplo, si dos soldados estaban separados por 400 metros, colocar un tercer dispositivo entre ellos permitía que la radio intermedia recibiera y retransmitiera la señal, mejorando drásticamente la fiabilidad. El alcance efectivo de una cadena de este tipo dependía de la colocación. De hecho, en agosto de 2025, la Primera Brigada Separada de las Fuerzas de Defensa Aérea de Ucrania consiguió extender la conectividad a casi 45 kilómetros con este sistema.

Aunque este logro fue poco común —las fuerzas rusas realizan regularmente guerra electrónica para interrumpir las comunicaciones—, demostró lo poderosa que podía ser la tecnología MESH en la práctica.

Al mismo tiempo, HIMERA integró sus radios con la plataforma ComBat Vision, lo que permitió que el G1 funcionara como parte de una red táctica de datos. Esto significaba que las tropas podían conectar tabletas y smartphones para compartir información crítica en un sistema localizado sin depender de Internet.

El reconocimiento no tardó en llegar. En abril de 2023, en la conferencia tecnológica IT Arena, HIMERA obtuvo el primer lugar en la categoría de tecnología de defensa y recibió una subvención de 10.000 USD del clúster de desarrollo tecnológico militar Brave1.

A comienzos de 2024, HIMERA aseguró una nueva ronda de inversión de varias fuentes, entre ellas Freedom Fund VC, la red United Angels Network de Leópolis y varios inversores privados. En total, la empresa informó haber recaudado unos 1,9 millones USD.

“Desde entonces hemos podido mantenernos a flote gracias a una combinación de ventas y apoyo de inversores, destinando la mayor parte de los fondos a investigación y desarrollo”, señala Rudominsky.

El nuevo capital permitió lanzar modelos mejorados —el HIMERA G1 PRO y el G1 PRO L. Conservando las funciones básicas del G1, estas versiones ofrecían mayor potencia de transmisión (unos 3 km en terreno abierto), mejor claridad de audio, conectividad a Internet, transmisión de mensajes de texto y coordenadas GPS, así como protección IP68, lo que las hacía resistentes en condiciones adversas de humedad o polvo.

Naturalmente, el precio aumentó junto con las capacidades mejoradas. Según datos de la fundación Come Back Alive, en 2025 el HIMERA G1 PRO se vendía por 15.000 UAH (aprox. 410 USD o 385 EUR).

Para superar las limitaciones de corto alcance de las radios portátiles, HIMERA desarrolló hardware adicional: los repetidores móviles B1 y R1, junto con el extensor de Internet E1.

El B1 funciona como un repetidor de señal sencillo, mientras que el R1 da un paso más al admitir conectividad IP. Esta función permite transmitir llamadas a través de Internet y conectarse con otros repetidores.

En la práctica, estos dispositivos actúan como puentes de red, ampliando tanto la cobertura de radio como el acceso a Internet en zonas de primera línea donde la infraestructura está destruida o no disponible.

Como resultado, las comunicaciones ya no se limitan al nivel de pelotón. Con repetidores, las unidades pueden mantener contacto a nivel de batallón o incluso brigada. Su movilidad, autonomía y bajo costo los hacen especialmente prácticos. Por ejemplo, la fundación Come Back Alive informó que el repetidor B1 tenía un precio de 4.920 UAH (aprox. 135 USD o 125 EUR) —lo bastante bajo como para que, en ciertas situaciones, pudiera considerarse equipo desechable.

“Buscamos dar a los militares un conjunto completo de capacidades para cumplir sus misiones con éxito. Hay situaciones en las que Motorola funciona bien, pero también otras en las que falla —ahí es cuando intervenimos nosotros”, dice Valeriy Kulyk, jefe del departamento de implementación de productos.

Un ejemplo del uso de los sistemas HIMERA es la experiencia de la 13.ª brigada de la Guardia Nacional. Las operaciones de combate y el terreno difícil no permitían mantener el contacto con ciertas unidades. Para garantizar la comunicación estable, se desplegaron repetidores B1 y R1 lanzados desde drones, combinados con una red MESH.

En 2025, el G1 PRO también se integró en el sistema ucraniano de conciencia situacional “Kropyva”. Para ello, la radio utiliza un módem Teneta TNT integrado de la empresa ucraniana Teneta Labs, especializada en sistemas de radio.

Esto permite formar una red táctica y conectar tabletas Android con las aplicaciones adecuadas a las radios para intercambiar datos tácticos e inteligencia sobre posiciones de fuerzas, incluso sin Internet.

En agosto, HIMERA lanzó la actualización de software 2.0, que, según los desarrolladores, amplió el alcance de comunicación, mejoró la claridad de la voz, redujo el ruido de fondo y añadió nuevas funciones relacionadas con la gestión de repetidores y la información en pantalla.

Otro hito importante fue la aparición de la aplicación móvil HIMERA, que permite a los usuarios controlar radios y repetidores directamente desde un smartphone.

Desde su fundación, la empresa ha producido más de 7.000 radios, despertando un interés creciente no solo en Ucrania sino también en el extranjero.

En marzo de 2024, se supo que el US Air Force Research Laboratory había encargado radios ucranianas para pruebas. HIMERA aún espera la publicación oficial de los resultados.

Un mes después, en abril, la startup anunció una asociación con la empresa estadounidense Reticulate Micro, especializada en infraestructura de transmisión de datos. Según el acuerdo, Reticulate se convirtió en distribuidor oficial de los dispositivos HIMERA en EE.UU. y otros mercados.

En 2025, HIMERA firmó otro acuerdo estratégico, esta vez con Quantropi, una empresa canadiense que desarrolla tecnologías de protección de datos de próxima generación. La colaboración se centra en integrar cifrado cuántico seguro en la línea de productos HIMERA (G1 PRO, R1, B1 y E1). Quantropi también asumió el papel de distribuidor de los productos en EE.UU. y Canadá, con derecho a promoverlos en determinados mercados de la OTAN y países aliados.

En mayo, el equipo de HIMERA realizó con éxito pruebas de campo con las Fuerzas de Defensa de Estonia, evaluando diferentes formatos de transmisión de voz y datos. Al mismo tiempo, la empresa confirmó que había recibido más ofertas de exportación, aunque aún no se han revelado detalles.

Curiosamente, incluso Rusia mostró interés en las radios ucranianas. En abril de 2025, canales rusos difundieron instrucciones para localizar y recuperar unidades HIMERA capturadas con el fin de estudiarlas. Su motivación era clara: incluso las fuentes rusas admitieron que Ucrania había logrado construir un sistema de comunicación avanzado que ampliaba significativamente las capacidades de sus fuerzas armadas.

A pesar de esta atención internacional —y de la ambición de HIMERA de ampliar su alcance—, las radios siguen siendo un producto de nicho. Las compras provienen principalmente de unidades militares y grupos de voluntarios, con un interés particular de las fuerzas especiales, para las que el cifrado y la invisibilidad de la señal son cruciales en las operaciones.

Hasta ahora, el Ministerio de Defensa de Ucrania no ha realizado pedidos oficiales. Las decisiones de adquisición dependen de la Dirección Principal de Comunicaciones y Ciberseguridad del Estado Mayor, que define las necesidades del ministerio.

“Como fabricante, tenemos soluciones que mostrar y ejemplos reales de uso. Pero por alguna razón, todavía se cree que el principal walkie-talkie del ejército debe seguir siendo Motorola”, dice Rudominsky.

Según la empresa, una de las principales dificultades para obtener contratos gubernamentales radica en que los equipos de comunicación no están incluidos en el sistema simplificado de adquisiciones de Ucrania. A diferencia de los drones o las herramientas de guerra electrónica —que entran en la Resolución n.º 1275 del Consejo de Ministros o en la iniciativa DOT-Chain Defence—, las radios todavía deben pasar por un proceso más lento y complejo.

A esto se suma la diferencia de prioridades dentro del ejército: las necesidades de los soldados rasos difieren de las de los mandos, y tanto los comandantes de las ramas como el Estado Mayor tienen sus propias posturas. Esta estructura multinivel solo ralentiza las decisiones.

HIMERA admite que al principio carecía de experiencia y de especialistas que pudieran gestionar esta parte burocrática de manera profesional.

Ahora, la empresa ya cuenta con especialistas capaces de manejar estos procesos. HIMERA también ha logrado pasar todas las certificaciones del Servicio Estatal de Comunicaciones Especiales, fue la primera en Ucrania en confirmar oficialmente el uso de AES-256, y completó el proceso de codificación en el país.

Rudominsky señala que HIMERA tiene la capacidad de fabricar hasta 100.000 radios al año, aunque actualmente la producción mensual ronda las 1.000 unidades.

En paralelo, el equipo mantiene una estrecha cooperación con los militares, mejorando sus desarrollos según sus necesidades. Esto suele implicar ampliar la funcionalidad y asegurar la integración en la infraestructura existente.

En mayo, HIMERA se asoció con el fabricante ucraniano de globos Aerobavovna para probar un nuevo formato de despliegue. En el ensayo, repetidores B1 fueron elevados a altitudes de 500 y 800 metros mediante globos, ampliando significativamente sus posibilidades de aplicación.

Al mismo tiempo, la empresa trabaja en fortalecer sus propias capacidades, atrayendo inversiones en I+D y en el desarrollo empresarial.

En julio, se conoció la nueva asociación de HIMERA con Tencore, fabricante del robot terrestre TerMIT. HIMERA está desarrollando sistemas de comunicación para este equipo y ha declarado su disposición a cooperar con otros fabricantes que trabajan para las necesidades del ejército ucraniano.

De cara al futuro, Rudominsky enfatiza que el equipo ve su porvenir en Ucrania: «Nos gusta estar aquí, este es nuestro hogar, todo el equipo está cerca. Pero con el tiempo, queremos trabajar en todos los continentes».



Las imágenes utilizadas en este artículo son generadas por IA o provienen de plataformas libres de derechos como Pixabay o Pexels.

¿Te gustó este artículo? ¡Invítame a un café!

Buy Me A Coffee
Top